viernes, 29 de septiembre de 2017

Derecho a decidir, sí, pero en todo


Por OCTAVIO ALBEROLA

Así de claro, el «derecho a decidir» de los pueblos es, debería ser, un derecho real e inalienable para que los «pueblos» puedan decidir lo que quieren ser y cómo quieren serlo. Pero también es o debería ser el derecho a decidir de cada uno de sus miembros, de todos los «ciudadanos», en todo lo que les (nos) concierne. El derecho a decidir debería ser un derecho que deberíamos poder ejercer todos y todas en todo momento; pero no es así, la existencia del Estado lo impide y solo lo permite ejercer cuando es él quien lo decide. Es decir: solo cuando y para lo que le conviene… Y eso es así y vale tanto para el Estado español como para el catalán, ése que quieren constituir los que reclaman el «derecho a decidir» solo para tal objetivo. Los explotados y dominados catalanes y españoles, como los de todo el mundo, deben, debemos luchar para poder ejercer ese derecho en todo momento y sobre todo lo que nos concierne; pues, solo luchando por conseguirlo, nuestra lucha —contra la explotación y la dominación de que somos objeto en Cataluña, España y en el mundo entero por las burguesías nacionales vinculadas mundialmente— será eficaz. 

Los explotados y dominados, seamos de donde seamos y estemos donde estemos, no debemos olvidar que el objetivo de nuestra lucha es poner fin a la explotación y la dominación de que somos objeto, y que, venga de donde venga, solo uniéndonos podremos ponerle fin. No debemos olvidar, pues, que la unión es necesaria para poder conseguirlo, y que por ello tampoco debemos olvidar lo que sucedió en el pasado, cada vez que los explotados y dominados se unieron a sus explotadores y dominadores para defender el mito de la patria común. No olvidar lo que entonces sucedió: que la Patria no era la misma para unos y otros, que la unión de los explotados y dominados con sus explotadores y dominadores solo sirvió y sirve para perpetuar la explotación y la dominación. No debemos olvidar esa lección de la historia: que la emancipación de los explotados y dominados solo puede ser la obra de ellos mismos. Que las clases existen y la lucha de clases continúa, aunque en esa guerra sea —por el momento— la clase explotadora la vencedora…

Y esto es lo que debemos considerar en el caso de la consulta que el gobierno burgués catalán está promoviendo para decidir la «independencia» de Cataluña con respecto a España; pues, más allá de lo anecdótico, salir de la Monarquía, la República catalana seguirá siendo tan capitalista neo-liberal como lo es la España monárquica. Una vez más, la verdadera cuestión, para los explotados y dominados, es no caer en la trampa en la que nos quieren hacer caer y encerrar las burguesías española y catalana. Pues es obvio que lo único que verdaderamente cuenta para ellas es la continuidad del sistema de explotación y dominación de los trabajadores y trabajadoras en el planeta. Este sistema que, además de acrecentar las desigualdades en el mundo, lo está volviendo cada vez más impropio para la vida.

Así pues de claro: libertad para decidir; pero sobre todo lo que nos concierne, no solo sobre lo que deciden y quieren los que mandan y nos explotan. Derecho a decidir, sí; pero, para todo, en todo momento y para todos y todas. Me sumo pues a esto que ha escrito la directora de cine catalana Isabel Coixet: «Este no es el momento de crear más fronteras, ni muros ni barreras. Este, quizás más que nunca en la historia, es el momento de tender puentes, de centrarnos en las cosas que tenemos en común, de solventar las diferencias y las injusticias con auténtica y genuina voluntad de diálogo, de enfrentarnos juntos, todos los europeos en un marco federal, sin distinciones de pasaportes, a los desafíos de un mundo descabezado, convulso, ardiente, complejo y terrible. Es el momento de dejar de estar absortos en nuestro ombligo y de elevar la vista más allá de los límites de lo que consideramos nuestro, más allá de nuestras banderas —por mucho que las amemos—, nuestros agravios —por muchos que tengamos—, nuestro pasado. Yo no poseo demasiadas certezas, pero he vivido lo bastante para saber que construir, sumar y amar siempre es infinitamente mejor que destruir, restar y odiar».

Yo tampoco poseo demasiadas certezas; pero he vivido lo bastante también para saber que solo se podrá construir un mundo de igualdad y libertad con los y las que no quieran explotar ni dominar.

(septiembre 2017)